viernes, 23 de julio de 2010

Cadaqués: la persistencia de la memoria



Es curioso como funciona la memoria humana. Vamos almacenando recuerdos y metiéndolos en algún archivador allí en el sótano de nuestro cerebro donde se cubren de polvo hasta que un día mandamos por ellos. Fue un 1 de enero de hace ya ocho años. De resaca, decidimos que aunque la tramontana pegaba fuerte, en vez de irnos a la zona de Rosas ibamos a intentar navegar en frente de casa (alquilada), en la Platja Ros, en un extremo de la bahía de Cadaqués.

A pesar del frio y de que a mi colega el Brujo se le olvidase atornillar bien la aleta -lo que me costó pegarme una buena nadada hasta tierra firme-, el paisaje me impactó. La costa abrupta y verde embutiendo las casas del pueblo al final del embudo, con la iglesia del pueblo destacando como si fuese un edificio sobrealimentado. El azul del agua metalizada por por el sol horizontal del invierno. El aire limpio y cortante...

... Y de repente, casi diez años después me encuentro con el reverso de ese día, el negativo que nunca pensaba vivir: viento del sur, verano, bañador y las playas abarrotadas pero el encanto incólume de un rincón del mundo soldado al resto por la roca quebradiza del recuerdo: El sondeo lunar que es la zona de Cap de Creus y su atmósfera paranóica-crítica (¿Qué fue antes?)...

la persistencia de la memoria

Más imagenes y mismas emociones






1 comentario:

Anónimo dijo...

Bonito día de principio a fin.quiero cruzar esa bahía y meterme hasta la cocina otra vez mas!
Pep