jueves, 9 de junio de 2011

Calnegre



















No conozco las causas.
Apenas comenzaba a levantar la vela en el mundo del windsurf, con material y lecciones prestadas, y el mundo del surf aún giraba alrededor de un Sol de otro sistema, cuando -hace ya algunos años- llegué a Puntas de Calnegre. Su extraño magnetismo me cautivó de un modo especial, único, extraño. Es de esos lugares que uno considera como propios, a pesar de no tener más pertenencia que la de alguien que simplemente pasaba por allí. El simple hecho de observar este trocito de costa al margen de los márgenes naturales del Mediterráneo ya justifica mi admiración. Luego llegaron las olas, claro, y uno empezó a imaginar cómo sería atravesar los azules desiertos de Calnegre y cómo se vería esa costa lorquina -y también algo marciana- desde el mar...

Y como todo llega, también llegaron esos días. Muy escasos, eso sí, y siempre cargados de mucha mística y dinámica, intrahistoria generacional, o soledad romántica, como esta última cita del mes de abril, cuando pude disfrutar de lo que significa la palabra side-off y del mar de fondo de poniente. Supongo que alguien que lea esto sabrá de lo que hablo.

1 comentario:

José Alfonso dijo...

Qué cabr´...!!
No has soltado prenda! Ya me contarás...