Es increible, sobretodo, y como siempre aquí en el Mediterráneo, como de vez en cuando de forma inesperada te encuentras con un día de "esos" en los que la conjunción de elementos te regala una sesión mítica. Un día de los buenos.
Como ultimamente estoy siendo muy dado a realizar listas de cosas pues intentaré enumerar los distintos aspectos que hicieron de ayer un día especial:
1. Las olas: no muy grandes (como deben ser, que dirían por ahí), pero con un periodo alto que las traía organizadas en bonitas series alineadas que rompían hacía la derecha cuando las pillabas. Es decir, perfectas para el frontside de un regular como yo, aunque sea torpón.
2. El viento: una brisilla que pegaba off-shore y que acristalaba las benditas olas.
3. El tiempo: finales de septiembre en el mediterráneo: sol, bañador, poca gente en las playas, el cielo azul y la luz de esta época.
4. El azar: sin parte ninguno, con los nervios a flor de piel desde por la mañana en el trabajo comprobando en internet que podía haber tema y que, probablemente, para cuando pudiese ir, ya habría bajado. Es decir el factor de riesgo. ¿Cuantas veces te la juegas y aciertas?. Pues yer fue un día de esos.
5. La compañía: un amigo y yo. Muy extraño. Mientras en una playa cercana se amontonaban hordas de surfers ansiosos nosotros estuvimos solos toda la tarde, salvo por dos excepciones no coincidentes en el tiempo: un guiri con un body partido por la mitad que lo único que quería era darnos a entender lo increible de estar surfeando en bañador en septiembre y un muchacho que estaba aprendiendo y al que dejamos solo cuando nos fuimos (habladle a este de masificación en el surf).
Como ultimamente estoy siendo muy dado a realizar listas de cosas pues intentaré enumerar los distintos aspectos que hicieron de ayer un día especial:
1. Las olas: no muy grandes (como deben ser, que dirían por ahí), pero con un periodo alto que las traía organizadas en bonitas series alineadas que rompían hacía la derecha cuando las pillabas. Es decir, perfectas para el frontside de un regular como yo, aunque sea torpón.
2. El viento: una brisilla que pegaba off-shore y que acristalaba las benditas olas.
3. El tiempo: finales de septiembre en el mediterráneo: sol, bañador, poca gente en las playas, el cielo azul y la luz de esta época.
4. El azar: sin parte ninguno, con los nervios a flor de piel desde por la mañana en el trabajo comprobando en internet que podía haber tema y que, probablemente, para cuando pudiese ir, ya habría bajado. Es decir el factor de riesgo. ¿Cuantas veces te la juegas y aciertas?. Pues yer fue un día de esos.
5. La compañía: un amigo y yo. Muy extraño. Mientras en una playa cercana se amontonaban hordas de surfers ansiosos nosotros estuvimos solos toda la tarde, salvo por dos excepciones no coincidentes en el tiempo: un guiri con un body partido por la mitad que lo único que quería era darnos a entender lo increible de estar surfeando en bañador en septiembre y un muchacho que estaba aprendiendo y al que dejamos solo cuando nos fuimos (habladle a este de masificación en el surf).
6. La cantidad: ya sabemos todos que debido a la idiosincrasia propia del surfer mediterráneo no basta con pillar calidad, es casi mas importante la cantidad de olas cogidas, ya que no sabes cuando será la próxima vez que te toque la loteria. Hincheta.
Por supuesto, no hay fotos, así que al paciente lector de estas lineas no le queda otra que creerselo o no.
Ay. Hasta la próxima.
The Surfmen - Paradise Cove - V.A.
EDITO: El gran Miguelo ha colgado en su página las fotos que tomó en el Galúa ese mismo día. Os pongo aquí algunas.
3 comentarios:
ay señor,
cuanto tiempo sin pillar un bañazo
jaibo
No me seas surfer y di donde cuando y cuanto
esto es demasiado!
andresss me estas poniendo muy nervioso!
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