miércoles, 17 de diciembre de 2008

It´s the final countdown: DIA 93



En pleno berenjenal previo a fin de año, donde los días se suceden grises y frios, calcados e inexpresivos, acelerándose como queriendo huir, huyendo como queriendo olvidar, el permanente rastreo en busqueda de vientos, tan ausentes y perdidos, nos hace perpetrar viajes extraños, desesperados... agónicos... ¿divertidos?.
El sábado pasado, sin fiarnos mucho del parte de poniente, decidimos ASEGURAR tirando para Almeria. Pensando en que un buen Rosita seguro que acaba con todas las penas, nos encaminamos ilusionados y cerca de las dos ya estamos atravesando el pequeño afganistán que precede a la mítica Punta. La ausencia de viento es casi absoluta.
Comemos algo, charlamos con los locales alli presentes y mientras, se incorporan el resto de miembros de esta nueva comitiva murciana. El tiempo pasa, el frio es bastante bruto y el viento sigue sin subir. En un momento determinado se recibe llamada desde El Ejido, ponientazo para 4.2: increible. Son la tres y pico y hay que tomar una decisión. Aunque no quedan muchas horas de luz decidimos que ya que estamos allí hay que navegar como sea. Es lo que en estos tiempo se denominaría una Medida Contra La Crisis.
Sobre las cuatro llegamos a Almerimar... los espumarajos vistos desde lejos hacen juego con la nieve de las montañas cercanas, el agua es de metal y la poca luz no conigue tocar tierra debido a su horizontalidad. De 4.7 nada, esta para 3.7 o menos. Algunas series son gordas, muy gordas. Una vez mas, y ya van unas cuantas en los últimos meses, nos preparamos para una navegación en modo supervivencia.
El ser humano tiene una capacidad de adaptación infravalorada, y aunque en estas condiciones, para los murcianos saltar es una misión suicida, el frio es lava dolorosa y el surf se vuelve conservador, parece que las últimas navegadas en condiciones similares permiten por lo menos disfrutar. Si, habeis oido bien, disfrutar. Disfrutar de bajarse un olón, del viento helado en la cara, de apurar la orillera y no parar hasta oir el sonido de las quillas sobre arena gruesa, e incluso, de la tensión a la hora de elegir momento para volver a entrar...
Por encima de todos y de todo, un zagal con una north amarilla y una fanatic twin fin, pulveriza cuanta ola se cruza en su camino, intentando takas suicidas y lanzando high jumps que sobrevuelan mundos. Victor Fernández está en casa.

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